Escritor
colombiano que inició el costumbrismo en su país con la novela Manuela. Hombre de campo, de formación prácticamente
autodidacta, José Eugenio Díaz Castro no participó en ninguna guerra ni
perteneció a partido político alguno; sin embargo, recreó con mirada
sociológica muchos de los hechos y acontecimientos de la turbulenta etapa
histórica que hubo de vivir.
Realizó sus
estudios primarios en el Colegio de San Bartolomé. Debido a una afección que
padecía en el pecho y a un accidente al caer de un caballo, tuvo que
abandonarlos y continuar sus lecturas de manera autodidacta. Para subsistir, se
dedicó a las labores del campo, algunas veces como propietario y en otras como
mayordomo en tierras calientes y frías de Colombia. En 1848 dirigió un negocio
de prensas de tabaco en Emblema.
José
Eugenio Díaz Castro publicó muchos artículos costumbristas en los periódicos:
El bien social, El Mosaico, El Bogotano, Biblioteca de Señoritas y La América.
Conservador y fervoroso creyente de los dogmas de la Iglesia Católica, fue
junto con José María Vergara y Vergara y José Manuel Marroquín uno de los fundadores de la
tertulia El Mosaico. Escribió sus obras cuando vivía solo en una finca y
dirigía un negocio de prensas de tabaco en Emblema, al pie de la cordillera de
Subía Occidental, entre húmedas y oscuras selvas en medio de los peones.
Muchas de sus
obras las redactó en una antigua mesa de nogal, utilizando todos los recursos
que llegaban a sus manos, como las cubiertas de las cartas que el autor recibía
de sus familiares o en pedazos de papel. En 1861 enfermó y tuvo que recluirse,
suspendiendo sus trabajos. Pasó sus últimos cinco años en cama aquejado de una
enfermedad crónica e incurable.
Tomás
Carrasquilla
(Santo Domingo,
1858 - Medellín, 1940)
Narrador
colombiano cuya obra es una de las más importantes publicadas en su país en la
primera mitad del siglo XX. Por su origen antioqueño y sus múltiples viajes por
las localidades mineras, pudo novelar distintos aspectos de la historia, la
cultura y la idiosincrasia de su región natal, por lo que se le ha considerado
injustamente como folclórico y costumbrista; en realidad, su estilo recuerda
más bien a la literatura del Siglo de Oro.
Era hijo de Rafael
Carrasquilla Isaza, ingeniero civil, y de Ecilda Naranjo Moreno, quien
enseñaría el amor a las letras a su hijo. Durante su infancia alternó los
estudios en la escuela de su pueblo natal, Santo Domingo, en Antioquia, con el
ambiente de las minas en las que don Raúl trabajaba. Durante un tiempo las
labores mineras del padre llevaron a la familia Carrasquilla al pueblo de
Concepción.
De esta época se
sabe poco. Su pasión por la lectura y otros aspectos se pueden entrever en el
elemento autobiográfico de sus escritos, pues a menudo Carrasquilla aprovechó
los datos y caracteres familiares como materiales para su obra. A los dieciséis
años, el joven Tomás viajó a Medellín, donde ingresó en el colegio preparatorio
de la Universidad de Antioquia y se matriculó en derecho. La guerra civil del
año 1877 ocasionó el cierre de la Universidad: ya no volvería a las aulas.
Regresó
a Santo Domingo, donde se dedicó al oficio de sastre y a realizar frecuentes
viajes a Medellín, para realizar algunos "negocios". Entre 1879 y
1891 fue secretario del juzgado del circuito y juez municipal. En 1888 su
cuento Simón el mago le facilitó la entrada al Casino
Literario, dirigido por Carlos Eugenio Restrepo, futuro presidente de Colombia. En
1890 se publicó en un volumen colectivo del Casino Literario.
Hacia
1892 don Tomás creó con algunos amigos una biblioteca pública en Santo Domingo
y, para demostrar que "puede hacerse novelas sobre el tema más vulgar y
cotidiano", escribió su primera novela: Frutos de mi tierra.
Trata ésta sobre las aventuras del joven Agustín y de la familia Álzate y sobre
la vida de un pueblo pequeño, de las envidias entre familias, los chismes y
recelos, las pequeñas aventuras, todo con gran fidelidad y certeras pinceladas
que retratan fielmente la realidad, "con lenguaje castizo y sostenida
observación de caracteres", al decir de Pedronel Ospina, prologuista de la obra.
"Fue Tomás
Carrasquilla -escribe Helena Iriarte- quien superó las formas planas,
exteriores y un tanto insustanciales de los costumbristas y dio el viraje hacia
un realismo rico, auténtico, que por fin iba a enfrentar y a reflejar la
realidad conocida por su autor. Con Carrasquilla aparece en Colombia el
escritor de oficio, no ocasional, que dedica su vida íntegramente a la
literatura; con él surgen, como elementos fundamentales de la narrativa, la
crítica social y lo esencial humano visto a través de personajes que, además de
poseer sus propias características individuales, pertenecen a un momento
específico, a una clase social determinada, cuyos vicios y virtudes reflejan,
sin que por ello se conviertan en tipificaciones vacías."
Tras
la publicación de Frutos de mi tierra, Carrasquilla viajó
por primera vez a Bogotá, ciudad con la que no pudo entenderse. Con su novela
ya editada a un costo de 45 centavos por ejemplar, regresó a su pueblo. Durante
esta estancia en la capital, Baldomero Sanín Cano lo introdujo en los círculos
intelectuales capitalinos, presentándole al ya famoso poeta José Asunción Silva, quien le pareció remilgado y postizo, tal
vez por su fría y elegante cordialidad.
De nuevo en
Antioquia, continuó sus viajes entre Medellín y Santo Domingo. Al sufrir una
caída de un caballo, se vio obligado a permanecer inmóvil durante dos meses en
Medellín, y cuando se repuso y regresó a Santo Domingo, una enfermedad en la
garganta lo postró nuevamente.
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