domingo, 11 de agosto de 2019

AUTORES DEL COSTUMBRISMO...



Eugenio Díaz
(José Eugenio Díaz Castro; Soacha, 1804 - Bogotá, 1865)

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Escritor colombiano que inició el costumbrismo en su país con la novela Manuela. Hombre de campo, de formación prácticamente autodidacta, José Eugenio Díaz Castro no participó en ninguna guerra ni perteneció a partido político alguno; sin embargo, recreó con mirada sociológica muchos de los hechos y acontecimientos de la turbulenta etapa histórica que hubo de vivir.
Realizó sus estudios primarios en el Colegio de San Bartolomé. Debido a una afección que padecía en el pecho y a un accidente al caer de un caballo, tuvo que abandonarlos y continuar sus lecturas de manera autodidacta. Para subsistir, se dedicó a las labores del campo, algunas veces como propietario y en otras como mayordomo en tierras calientes y frías de Colombia. En 1848 dirigió un negocio de prensas de tabaco en Emblema.
José Eugenio Díaz Castro publicó muchos artículos costumbristas en los periódicos: El bien social, El Mosaico, El Bogotano, Biblioteca de Señoritas y La América. Conservador y fervoroso creyente de los dogmas de la Iglesia Católica, fue junto con José María Vergara y Vergara y José Manuel Marroquín uno de los fundadores de la tertulia El Mosaico. Escribió sus obras cuando vivía solo en una finca y dirigía un negocio de prensas de tabaco en Emblema, al pie de la cordillera de Subía Occidental, entre húmedas y oscuras selvas en medio de los peones.
Muchas de sus obras las redactó en una antigua mesa de nogal, utilizando todos los recursos que llegaban a sus manos, como las cubiertas de las cartas que el autor recibía de sus familiares o en pedazos de papel. En 1861 enfermó y tuvo que recluirse, suspendiendo sus trabajos. Pasó sus últimos cinco años en cama aquejado de una enfermedad crónica e incurable.





Tomás Carrasquilla
(Santo Domingo, 1858 - Medellín, 1940)

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Narrador colombiano cuya obra es una de las más importantes publicadas en su país en la primera mitad del siglo XX. Por su origen antioqueño y sus múltiples viajes por las localidades mineras, pudo novelar distintos aspectos de la historia, la cultura y la idiosincrasia de su región natal, por lo que se le ha considerado injustamente como folclórico y costumbrista; en realidad, su estilo recuerda más bien a la literatura del Siglo de Oro.
Era hijo de Rafael Carrasquilla Isaza, ingeniero civil, y de Ecilda Naranjo Moreno, quien enseñaría el amor a las letras a su hijo. Durante su infancia alternó los estudios en la escuela de su pueblo natal, Santo Domingo, en Antioquia, con el ambiente de las minas en las que don Raúl trabajaba. Durante un tiempo las labores mineras del padre llevaron a la familia Carrasquilla al pueblo de Concepción.
De esta época se sabe poco. Su pasión por la lectura y otros aspectos se pueden entrever en el elemento autobiográfico de sus escritos, pues a menudo Carrasquilla aprovechó los datos y caracteres familiares como materiales para su obra. A los dieciséis años, el joven Tomás viajó a Medellín, donde ingresó en el colegio preparatorio de la Universidad de Antioquia y se matriculó en derecho. La guerra civil del año 1877 ocasionó el cierre de la Universidad: ya no volvería a las aulas.
Regresó a Santo Domingo, donde se dedicó al oficio de sastre y a realizar frecuentes viajes a Medellín, para realizar algunos "negocios". Entre 1879 y 1891 fue secretario del juzgado del circuito y juez municipal. En 1888 su cuento Simón el mago le facilitó la entrada al Casino Literario, dirigido por Carlos Eugenio Restrepo, futuro presidente de Colombia. En 1890 se publicó en un volumen colectivo del Casino Literario.
Hacia 1892 don Tomás creó con algunos amigos una biblioteca pública en Santo Domingo y, para demostrar que "puede hacerse novelas sobre el tema más vulgar y cotidiano", escribió su primera novela: Frutos de mi tierra. Trata ésta sobre las aventuras del joven Agustín y de la familia Álzate y sobre la vida de un pueblo pequeño, de las envidias entre familias, los chismes y recelos, las pequeñas aventuras, todo con gran fidelidad y certeras pinceladas que retratan fielmente la realidad, "con lenguaje castizo y sostenida observación de caracteres", al decir de Pedronel Ospina, prologuista de la obra.
"Fue Tomás Carrasquilla -escribe Helena Iriarte- quien superó las formas planas, exteriores y un tanto insustanciales de los costumbristas y dio el viraje hacia un realismo rico, auténtico, que por fin iba a enfrentar y a reflejar la realidad conocida por su autor. Con Carrasquilla aparece en Colombia el escritor de oficio, no ocasional, que dedica su vida íntegramente a la literatura; con él surgen, como elementos fundamentales de la narrativa, la crítica social y lo esencial humano visto a través de personajes que, además de poseer sus propias características individuales, pertenecen a un momento específico, a una clase social determinada, cuyos vicios y virtudes reflejan, sin que por ello se conviertan en tipificaciones vacías."
Tras la publicación de Frutos de mi tierra, Carrasquilla viajó por primera vez a Bogotá, ciudad con la que no pudo entenderse. Con su novela ya editada a un costo de 45 centavos por ejemplar, regresó a su pueblo. Durante esta estancia en la capital, Baldomero Sanín Cano lo introdujo en los círculos intelectuales capitalinos, presentándole al ya famoso poeta José Asunción Silva, quien le pareció remilgado y postizo, tal vez por su fría y elegante cordialidad.
De nuevo en Antioquia, continuó sus viajes entre Medellín y Santo Domingo. Al sufrir una caída de un caballo, se vio obligado a permanecer inmóvil durante dos meses en Medellín, y cuando se repuso y regresó a Santo Domingo, una enfermedad en la garganta lo postró nuevamente.




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